top of page
Foto del escritorRay Otero-Alonso

WBSC diría no a un equipo Cuba independiente de la Federación Cubana de Béisbol

La entidad internacional aplicará sus estatutos en caso de cualquier intento de formación de elencos nacionales por no miembros de su confederación


Foto: Archivo de Peter C. Bjarkman

La recién formación de la Association of Cuban Professional Baseball Players (ACPBP) o, en español, Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales, ha rescatado un debate sobre la formación de las selecciones nacionales de Cuba y, en ellas, sobre quiénes deben representar a la isla en competencias internacionales.


Haciendo un poco de historia, no es esta la primera vez que una asociación de este tipo ha sido creada para representar a peloteros profesionales de la isla. Durante la existencia de la Liga Profesional Cubana de Béisbol (1878-1961), existió en Cuba una organización similar, llamada Asociación Nacional de Peloteros Profesionales de Cuba (ANPPC), que estuvo en

Notas de una reunión de la extinta ANPPC en 1961.

efecto desde 1950 y hasta la propia abolición de la liga cubana, en 1961, y la cual, en su último año, tuvo como presidente al recién electo miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, el estelar Orestes Miñoso, unido a otras reconocidas figuras como Miguel Ángel “Mike” González, como presidente de honor, Juanito Isaguirre, Octavio “Cookie” Rojas y Witty Quintana, como vicepresidentes, de una larga lista de jugadores que incluía a nombres conocidos como Camilo Pascual, Mike Fornieles, Francisco Herrera, Julio Bécquer, Ángel Scull, Héctor Rodríguez, Juan Delis, y el mismísimo Conrado Marrero, entre otros. Aquella Asociación, en esencia, representaba los intereses de los peloteros cubanos activos y retirados de la Liga Profesional Cubana, y se encargaba, entre otras cosas, de organizar actividades entre sus miembros que, como cuota, debían pagar una anualidad de veinte pesos – los miembros activos – y de un peso setenta centavos mensuales, aquellos asociados inactivos.


También en 1961, en la ciudad de Miami, surgió otra asociación similar llamada Federación de Peloteros Profesionales Cubanos en el Exilio, la cual tenía como objetivo no solo representar a los jugadores cubanos que militaban profesionalmente fuera de la isla, sino también estaba a cargo de dar continuidad al fenecido Salón de la Fama del Béisbol Cubano. Sería esta la misma entidad que entre 1962 y 1986 exaltó a 58 peloteros cubanos al Salón de la Fama, hasta que cerró sus puertas en 1986 para entonces, con el segundo objetivo en mente, reabrirlas en 1996, esta vez bajo el nombre de Salón de la Fama del Deporte Cubano, realizando su primera elección en 1997.


Pero, regresando al tema que nos toca, el debate sobre la formada ACPBP está centrado en un punto clave: la legalidad de la recién creada organización, para formar un elenco nacional de Cuba que pueda representar al país en eventos internacionales, con mayor énfasis en las ediciones del Clásico Mundial de Béisbol.


Es cierto que, prácticamente desde el inicio de las ediciones del Clásico Mundial de Béisbol, con su primera versión en el ya lejano 2006, la polémica sobre el seleccionado cubano y sus representantes a esta lid emergió. En aquella ocasión, y como casi siempre sucede con la isla, lo político salió a flote, con la negación del Departamento de Estado de los Estados Unidos, por intermedio de su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés) de ofrecer permiso para participar al conjunto nacional cubano, ya que las ganancias del torneo terminarían parando a manos del gobierno comunista de Cuba y esto violaba la política del embargo comercial norteamericano, embargo establecido originalmente un 19 de octubre de 1960 y ampliado un 7 de febrero de 1962.


Tras la incertidumbre creada por la negativa norteamericana, varios de los peloteros profesionales de la isla que jugaban fuera de esta, pero con especial énfasis en las Grandes Ligas, tuvieron la idea de crear un elenco nacional paralelo al existente en Cuba, pero que, por supuesto, no enfrentaba las trabas respecto al embargo norteamericano y a la vez podía representar al país en el torneo. En el 2006, tal intento fue enterrado rápidamente por los tres miembros principales de la máxima entidad a cargo de las ediciones de los Clásicos Mundiales, la empresa WBCI (World Baseball Classic, Inc.), formada por la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC por sus siglas en inglés), Major League Baseball (MLB) y la Major League Baseball Players Association (MLBPA). La no fructificación de la idea en el 2006, ahora y pese a más elementos de peso para la materialización del proyecto, tampoco pudiera hacerlo, por las mismas razones de 16 años atrás.


Si hacemos un poco de historia, en el 2006, la prácticamente nula organización de las partes y la no asociación de estos peloteros cubanos a ninguna federación u organismo beisbolero rector, como en aquel momento era la Federación Internacional de Béisbol (IBAF por sus siglas en inglés), dio por terminada la idea, pese a la disposición de muchos peloteros cubanos - mayormente de Ligas Menores y la gran mayoría formados en Cuba - de tomar parte en el evento. A su vez, en aquella ocasión, la propia IBAF expresó su intención de remover la aprobación del torneo, si Cuba no estaba en el mismo, e incluso, el ex presidente del Comité Olímpico Internacional – el ya fallecido Jacques Rogge – expresó en aquel momento a la agencia de noticias Associated Press, sobre una futura organización de Juegos Olímpicos en Estados Unidos que: “Necesitaríamos tener garantías en términos de inmigración y participación, de todos los atletas y todos los países, para evitar este problema que tenemos con Cuba”.


Al final la historia es conocida, Cuba se comprometió a no recibir ninguna ganancia de su participación en el torneo y, tras una reunión entre la parte cubana y Paul Archey - vicepresidente de béisbol para asuntos internacionales en aquel momento - y el abogado Doyle Pryor, una segunda solicitud de licencia para la presencia cubana se emitió y el 20 de enero de 2006 esta fue aprobada por la OFAC, quedando las puertas abiertas a la entrada del representativo caribeño en el torneo. Con ello, la idea de la formación de un secundario elenco nacional completamente desapareció.


Pero el tiempo pasó y con el muchos eventos han hecho cambiar el contexto de cara a futuras ediciones del Clásico Mundial, pero en especial a la que se nos avecina el año próximo, al menos para la parte cubana. Mientras en el 2006 aún la presencia de jugadores cubanos en las Grandes Ligas era menor, con alguna que otra excepción de protagonismo de peloteros de la isla en los mercados de las Ligas Mayores y Menores, a partir de la propia participación de los antillanos en la primera edición del Clásico Mundial, enfrentando a las más grandes estrellas profesionales de otros países, y, posteriormente, con la ascendente salida de jugadores de Cuba, esencialmente a partir del año 2010, el impacto de muchos de estos en el béisbol norteamericano de máximo nivel y, por ende, la baja en calidad experimentada por las selecciones nacionales de Cuba en eventos internacionales, han creado un ambiente propicio para lo que el pasado 15 de marzo se concretó, con la formación oficial de la ACPBP.

Prácticamente desde que los jugadores cubanos comenzaron nuevamente a ser protagonistas de muchos elencos en Las Mayores, el sueño de todo seguidor del béisbol de la isla fue ver algún día a estos representando – varios de ellos nuevamente - también a su tierra en eventos internacionales, torneos que, para ser sinceros, los cubanos siempre fueron dueños y señores, no solo a partir de 1961, cuando el béisbol profesional cerró sus puertas en Cuba, sino desde mucho antes, cuando en el área aficionada estos eran los máximos ganadores durante las ediciones de las Series Mundiales Amateurs, los Juegos Centroamericanos y del Caribe y los Juegos Panamericanos,

mientras tampoco nadie los detenía en lo profesional, con la máxima expresión en el mayor número de títulos en Series del Caribe entre 1949 y 1960.


Sin embargo, el béisbol, que en 1986 fue aprobado como deporte olímpico, realizando su debut oficial seis años después con el triunfo precisamente de Cuba en la cita de Barcelona’1992, también se siguió transformando y en 1996 fue aprobado para, a partir del año 1998, unirse a la ola de deportes que iban aceptando la entrada de profesionales, no solo en regulares competiciones internacionales, sino hasta en los mismísimos Juegos Olímpicos modernos, dejando también atrás los ideales del fundador de estos, el francés Pierre de Frédy, Barón de Coubertin.


Con el desarrollo y expansión del béisbol internacional a partir de los inicios del siglo XXI, el interés de naciones también creció y la formación de mejores elencos se produjo para eventos desde los Juegos Centroamericanos hasta las propias Olimpiadas. Precisamente la votación del Comié Olímpico Internacional (COI) en el 2005, que excluyó al béisbol de los Juegos Olímpicos a partir de la edición del 2012, sentó las pautas para el anuncio en mayo de ese año de la creación del World Baseball Classic o Clásico Mundial de Béisbol, un evento que se venía planeando desde el 2003, y que finalmente pondría frente a frente a lo mejor del mundo beisbolero internacional, sin exclusión de jugadores de las principales ligas profesionales del planeta.


La selección nacional de Cuba alcanzó un para muchos sorpresivo segundo lugar en la primera edición de los Clásicos Mundiales en el 2006. (Foto: AP)

Honestamente, la casi completa frustración de la participación cubana en la primera edición de estos torneos en el 2006, de haberse producido, estoy seguro hubiera cambiado mucho el contexto de cómo los peloteros cubanos no solo eran vistos en la arena internacional, sino de cómo ellos mismos se veían jugando ante otros considerados por muchos de nivel supremo. Desde mi punto de vista, siempre he sostenido que este fue el verdadero legado para Cuba de aquella primera edición del Clásico Mundial 2006. Tras concluida la cita mundial, la selección que mayor respeto alcanzó fue sin dudas la cubana. Recuerdo que, en los días previos a la competencia, muchos reconocidos comentaristas, analistas y escritores de diferentes medios de Estados Unidos, se mostraban escépticos y daban pocas posibilidades al conjunto cubano que, finalmente, mediría su verdadero calibre con la crema y nata del béisbol mundial, esencialmente de las Grandes Ligas. El terreno, como siempre sucede, tendría la última palabra. Ningún otro elenco salió más fortalecido de esta competición que el de Cuba, pero, a la vez, pese a que en Cuba de manera merecida se celebró por todo lo alto el segundo lugar del torneo, también las máximas autoridades subestimaron a los verdaderos protagonistas, los jugadores. No creo nunca se comprendió que ese torneo, y lo alcanzado en él por la selección cubana, podía cambiar para siempre la historia del béisbol en la isla, y, por consiguiente, del máximo evento deportivo del país, la Serie Nacional.


Apenas cuatro años después, el inicio de una gran estampida de jugadores buscando hacerse camino en ligas profesionales fuera de la isla era gigante. No tengo que entrar en detalles, comentar más de lo que conocemos o ni siquiera dar cifras sobre esto, un colega como Francys Romero, con su publicación El sueño y la realidad, historias de la emigración del béisbol cubano (1960-2018), se ha encargado de documentar, de manera excelsa, toda la historia. La astronómica cifra de jugadores que en subsiguientes años dejó Cuba – y todavía a menor escala lo hace hoy día - fue ignorada por las autoridades de la isla. La inmovilidad de los máximos dirigentes hacia el problema, más bien dejó claro que estos, o no querían enfrentarlo, o no sabían cómo hacerlo, y se aferraron a lo que iba quedando en Cuba y a la posición histórica en materia beisbolera que la isla antillana poseía y es de esta forma como llegamos al estado actual del béisbol en Cuba, con, sobre todo, la falta de nivel que sus selecciones nacionales poseen para enfrentar, incluso, torneos de poco nivel internacional. Esta ha sido la causa principal, el motor que ha encendido el debate sobre si, verdaderamente, un elenco de peloteros que juegan en Cuba, "debe" representar a la isla en torneos internacionales, conociendo, por demás, la calidad del jugador cubano – mayormente formado en Cuba - que participa en ligas extranjeras, sobre todo en las Grandes Ligas.


Pero seamos realistas.


Pese al deseo de todos de tener un elenco nacional cubano que, no solo resulte competitivo, sino que también no tenga exclusiones de peloteros, con independencia de su forma de pensar, religión o lugar de residencia – en Cuba o fuera de ella -, yo considero imposible, bajo las reglas actuales, la posibilidad de que una asociación como la formada, pueda llegar a obtener el visto bueno para crear un elenco que represente la bandera de Cuba en eventos internacionales, sobre todo, en el más importante a nivel profesional, el Clásico Mundial.


Las ediciones del Clásico Mundial de Béisbol son eventos que, acorde a su misma definición, “tienen permiso oficial y aprobación” de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC), constituyendo, además, una empresa conjunta con las Grandes Ligas (MLB por sus siglas en inglés) y su Asociación de Jugadores (MLBPA por sus siglas en inglés). Estas, sin duda, no lo hacen todo solo, es una colaboración entre ellas y las federaciones nacionales de cada país, adjuntas al organismo rector del béisbol internacional – la WBSC - y las ligas profesionales. Es la única forma de ver en las diferentes etapas del torneo a localidades tan variadas como Australia, Taiwán, Panamá, Japón, México, Puerto Rico o el propio Estados Unidos, entre otras.

Ahora, dentro de las normas que rigen el proceder oficial y las reglas internacionales del juego aprobadas por la WBSC para competencias internacionales, y que definen a un equipo nacional, hay varios artículos que vale la pena mencionar, pues directamente afectarían lo que la creada ACPBP busca lograr. Veamos primeramente el artículo 3, el cual señala:


Artículo 3 Según el artículo 19.2 de los Estatutos de la WBSC con respecto a competiciones internacionales, "Los Miembros de Pleno Derecho de la WBSC son las únicas autoridades de cada país que seleccionan su Equipo Nacional y tienen el derecho exclusivo de representar el nombre, bandera y colores del país o territorio".


Solo para ratificar lo que aparece en los estatutos de la WBSC, BaseballdeCuba consultó a la propia organización mundial (WBSC) sobre la intención de la ACPBP de cara al Clásico Mundial de Béisbol 2023, y la máxima entidad internacional nos respondió de la siguiente forma:


El único comentario que la WBSC tiene sobre este asunto es señalar el artículo 19.2 de los estatutos de la WBSC:

Los Miembros Plenos de la WBSC son las únicas autoridades en cada país para seleccionar un Equipo Nacional y tienen el derecho exclusivo de representar el nombre, la bandera y los colores del país o territorio en cualquier evento sancionado por la WBSC.


Creo es bastante clara la posición del máximo organismo internacional de béisbol. Pero, si nos adentramos en otros de los estatutos de la WBSC, podemos encontrar mucho más sobre este tema.


Al intento de representar a Cuba en eventos internacionales como el Clásico Mundial de Béisbol con un elenco, llamemos alternativo, podemos también hacer referencia al artículo 5 de la WBSC que indica:


Artículo 5 Falsa representación y fraude: cuando un equipo no es el Equipo Nacional que actúa bajo la autoridad de la respectiva Federación Nacional y/o Comité Olímpico Nacional - y/o cuando una competición no ha sido debidamente sancionada por la WBSC - los colores y el estilo del uniforme de dicho equipo que compite en un torneo internacional no deben ser iguales ni similares al uniforme de cualquier Equipo Nacional del Miembro de la WBSC. La bandera nacional del país de esa Federación Nacional no debe aparecer en el uniforme y dicho equipo no debe ser promocionado / posicionado como un equipo que represente a un país o nación en ningún medio de comunicación (radiodifusión, sitio web, redes sociales, publicaciones impresas, etc.).


Acorde a estos dos artículos del reglamento de la WBSC, las dos primeras preguntas que debemos hacerle a la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales son:


  • ¿Buscará la ACPBP alguna aprobación oficial para convertirse en miembro pleno de la WBSC?

  • Si esto es así, ¿Bajo qué condiciones de representación – país, federación nacional, Comité Olímpico Nacional, etc. – la ACPBP buscaría su aprobación?

La primera de estas preguntas BaseballdeCuba la envió a uno de los miembros que lideran el proyecto de la ACPBP, pero nunca recibió respuesta.


Sin embargo, lejos de nosotros mismos querer responder a las mismas, yo abundaría un poco más y, aun considerando que la WBSC reciba y valore la propuesta por parte de la ACPBP para convertirse en miembro pleno de este organismo, preguntaría:


¿Cómo la WBSC pudiera conceder aprobación a un organismo o asociación (ACPBP) que busca representar a una federación – la Federación Cubana de Béisbol - con la cual, primero, no tiene vínculos de ningún tipo, pero, por demás, no reconoce? ¿Qué precedentes, para la WBSC, pudiera crear la aprobación de tal solicitud?


A decir verdad, a mi entender la respuesta es simple, no hay sentido lógico ni legal para que la WBSC garantice la entrada de otra organización como miembro, representante o sustituto de uno de sus miembros plenos, sin siquiera dicha organización recibir la aprobación de la federación del país que la misma organización pretende representar y que se encuentra bajo la égida de la WBSC.


Las propias normas de la WBSC van más allá y en su artículo 10 señalan lo siguiente:


Artículo 10 “Equipo Nacional” se refiere a una selección de jugadores que comparten la misma nacionalidad y están organizados bajo la autoridad de su respectiva Federación Nacional – y/o en asociación con los Miembros Asociados de la WBSC, donde sea aplicablepara representar a su nación en competencias internacionales aprobadas.


Ahora, si analizamos el artículo 11, el cual hace referencia a quién o quiénes son considerados “No miembro” de la WBSC, este expresa claramente que:


Artículo 11 “No miembro” significa cualquier organización, liga, individuo (por ejemplo, promotor) que no es miembro de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol.


Los estatutos son claros y, sobre todo, están diseñados para evitar precisamente la creación de múltiples organismos o asociaciones tratando de representar a países o federaciones sin el permiso exclusivo de estas. No es nada nuevo, sucede con todas las organizaciones deportivas internacionales y forma parte de la mismísima Carta Olímpica del COI, con las federaciones internacionales formando parte del Movimiento Olímpico.


Para los más agresivos sobre el tema y que consideran MLB (Major League Baseball) o la MLBPA (Major League Baseball Player Association) tienen la voz cantante en quién va o no al Clásico Mundial de Béisbol, simplemente mencionar lo siguiente.


Cuba es miembro pleno de la WBSC, esta organización es parte de la empresa World Baseball Classic, Inc. y es la única que garantiza que federaciones que poseen membresía en su organización – miembros plenos – puedan tomar parte en torneos internacionales aprobados por ella. Cuba lo es, como una de los cinco miembros originales del organismo internacional fundado en 1938, el Clásico Mundial es también un torneo aprobado por la WBSC y el elenco nacional de Cuba, a través de su federación nacional, la Federación Cubana de Béisbol, desde el 2006 toma parte en las ediciones de este torneo y para la del 2023, ya garantizó su presencia por los propios reglamentos del mismo.


Hipotéticamente, ¿bajo qué condiciones esto pudiera cambiar para garantizar la entrada de un elenco o al menos miembros - jugadores - de una asociación como la ACPBP? Ofrezco tres escenarios:


  • La Federación Cubana de Béisbol acepta y reconoce a la ACPBP como entidad adjunta a ella y – garantías por medio – accede a que peloteros que pertenezcan a la misma tomen parte en la formación de un elenco cubano, siempre bajo la égida de la Federación Cubana de Béisbol.


Al menos por el momento lo veo imposible, una muestra de esto es el silencio actual de las autoridades beisboleras en Cuba, las cuales, sin duda, defenderían su derecho como única y verdadera federación nacional, conociendo que, legalmente, todo lo contrario resulta una violación de los estatutos de la propia WBSC.


  • Los estatutos del Clásico Mundial de Béisbol sean cambiados y el torneo no necesite la aprobación de la WBSC para la integración de los elencos nacionales a través de su membresía.


En otras palabras, los elencos no necesitan ser miembros de la WBSC para tomar parte en el torneo, lo cual pudiera abrirle las puertas a la ACPBP. Sin embargo, esto rompería todo lazo de la WBCI con la WBSC, las federaciones nacionales de cada país – incluyendo por supuesto la Federación Cubana de Béisbol - y, sobre todo, con las normas de competiciones beisboleras internacionales y la ética y razón del surgimiento de este tipo de torneos. Algo que considero también improbable por no decir imposible.


  • Diálogo de representantes de todas las partes de la WBCI con la Federación Cubana de Béisbol, para que los jugadores cubanos que juegan, sobre todo en el sistema profesional norteamericano - Ligas Mayores y Menores - , sean tomados en cuenta para la formación de un roster representativo de Cuba al evento, pero siempre bajo la égida de la Federación Cubana de Béisbol.


La más razonable de las vías, pero, a la vez, una también poco probable de ocurrir. Primero, las federaciones nacionales tienen independencia total en la formación de sus rosters, y segundo, lo evitaría la propia razón de existencia de la nueva ACPBP, que busca ser representante de sus jugadores e independiente de alguna autoridad global internacional como la WBSC – jamás recibiría aprobación de esta - o nacional como la Federación Cubana de Béisbol.


Como ven, existen reglas que rigen el torneo, reglas que, como el mismo terreno de béisbol, al final, son las que tienen la última palabra.

Comments


Noticias

bottom of page