El desastre general era razonable: sin la preparación requerida ni las principales figuras que emergieron en ediciones anteriores, los resultados negativos caerían como piezas de ajedrez en la VII Serie Nacional categoría Sub-23.
Basta con exhibir algunos índices notables en esta muestra de 13 juegos —la temporada regular está pactada a 15— por equipo para evaluar la presente edición como la peor desde 2014:
-Los bateadores tienen apenas 24 hits más (1,193) que sus ponches recibidos (1,169).
-Nueve de 16 equipos (el 56.2%) están fildeando para promedio de .960 o menos.
-Se han registrado 437 ponches sobre bases por bolas.
-Los bateadores prácticamente han triplicado sus rollings para double play (104) sobre los jonrones acumulados (48).
-El equipo de La Habana tiene la misma cantidad de jonrones bateados (9) en 436 apariciones al home, que todos los equipos del Grupo “C” (1,505 PA).
-En el grupo que más se batea según el promedio, es el “B” con .259. ¡Sí, como acabas de leer!
Creo que estos números dicen lo suficiente sobre un torneo donde los protagonistas apenas pudieron prepararse. El enfoque en la competencia fue un eslabón perdido, ya que hasta última hora estuvo a punto de suspenderse el campeonato. La opción de 15 juegos ha sido otra situación adversa que atenta contra el equilibrio del nivel en la liga: los equipos apenas tienen tiempo de recuperarse si, por ejemplo, simplemente atraviesan una semana complicada.
En cuanto a esta última situación, el campeón defensor Sancti Spíritus y el subcampeón Cienfuegos, no han podido recuperarse. Los Gallos juegan para marca de 7-6, a un paso de Las Tunas, y los sureños han sido la decepción del torneo, con inédito récord negativo de 2-9. Sin embargo, también hay puntos positivos aquí. Es cierto que el cumplimiento del “desarrollo” de jugadores con perspectivas es imposible cumplirlo cuando los bateadores calificados no podrán acumular ni siquiera 100 visitas a la caja de bateo y los lanzadores un mínimo de 40 innings.
Entonces, ¿qué historias podrían despertar la atención más allá de algún corto breakout a tener en cuenta? Sí, eso parece: la batalla final de los equipos por la clasificación a los playoffs.
El viaje será corto, pero agitado este fin de semana. Hay cuatro boletos rumbo a Semifinales: solo para líderes de Grupos. Los desenlaces en cada llave prometen, ya que oficialmente ningún equipo está clasificado. En el Grupo A, La Habana y Pinar del Río están empatados con marca de 8-5, por lo que su serie de fin de semana definirá el pase a la postemporada. Los capitalinos están ganando la serie 2-1, y un triunfo aseguraría que, de terminar empatados con Pinar del Río, obtengan la ventaja.
De ganarle un choque a Matanzas, Villa Clara avanzaría a los playoffs, encabezando el Grupo B. La única opción de los Cocodrilos es ganar sus cuatro juegos restantes, incluyendo los dos de este fin de semana ante Villa Clara. La situación en el Grupo C parece más complicada: Las Tunas lidera con marca de 8-5, pero Ciego de Ávila y Sancti Spíritus están a un juego de diferencia. Los Leñadores derrotaron 3-2 a los Gallos en la serie particular, y cayeron 3-2 ante Ciego de Ávila.
Por su parte, los Tigres aventajan 2-1 al team espirituano, a quienes visitarán este fin de semana. Las Tunas enfrentará a Camagüey en el estadio Cándido González, match que sin dudas ofrece mayores probabilidades de victoria para los dirigidos por Osmany Urrutia.
Si Santiago de Cuba (9-4) alcanza un éxito frente a Granma como home club entre sábado y domingo, también serían incapturables por Guantánamo (8-5), a quienes les ganaron 3-2 la serie en esta fase regular.
En resumen, aunque la calidad del torneo no ha sido satisfactoria por varias razones, hay nueve equipos intentando liderar el grupo, y es muy posible que no se decidan todos los clasificados hasta la jornada del próximo domingo.
“Paridad” no es sinónimo de “calidad”, pero entre tantos equipos a niveles similares, quizás el torneo guarde sus mejores emociones para el final.
(Foto: Oscar Hernández/Ángel Batista)
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