—En el comienzo del exigente camino con vistas al V Clásico Mundial de Béisbol, el team Cuba espera ajustarse y probar que puede volver a sorprender.
Podría catalogarse de pesimismo, pero los resultados nos ilustran la cruda realidad: a día de hoy basta con que se conforme un team Cuba para que, al instante, como si se escuchara la voz de play ball, comiencen a asaltarnos las dudas alrededor de la ofensiva.
Esa preocupación tiene un historial justificable, sobre todo durante la última década, básicamente por esta razón:
—Promedio de carreras anotadas por juego en eventos internacionales entre 2001-2010: 7.1
—Promedio de carreras anotadas por juego en eventos internacionales entre 2013-2017: 4.8
—Promedio de carreras anotadas por juego en eventos internacionales entre 2018-2022: 4.5
—Promedio de carreras anotadas por juego en la reciente gira del team Cuba por Japón: 3.4
Como puedes apreciar, la preocupación es ineludible. Cuba anotó un promedio de apenas 3.4 carreras por partido en su primera gira de preparación ante equipos de la NPB. Pero, si detallamos las estadísticas expuestas anteriormente, las conclusiones vuelven a despertar alarmas: los teams Cuba del último lustro han promediado casi un 37% (36.7) menos de carreras anotadas por partido en eventos internacionales a todos los niveles, contando las actuaciones en Series del Caribe, Juegos Centroamericanos, Juegos Panamericanos, Pre-Olímpico y Premier-12.
En el lapso de 2013 al 2017 también se encuentran registrados datos de dos Clásicos Mundiales, y entre 2000 y 2010, tres Olimpiadas (2000, 2004 y 2008), cinco Copas Mundiales, tres Copas Intercontinentales, dos Copas de las Américas, y dos Pre-Mundiales.
O sea que, en términos de muestra estadística, el recorrido está bien avalado. Además, la caída en el impacto de las selecciones nacionales de Cuba en eventos internacionales no es un secreto: ha influido en gran medida la emigración a otros países y ligas de múltiples talentos y jugadores de élite. De hecho, aunque durante los últimos tres años se han reinsertado en la Serie Nacional peloteros que tuvieron experiencia en Ligas Profesionales e independientes, los resultados de Cuba a nivel internacional siguen siendo discretos.
Más allá de las estadísticas, que en todos los torneos no han sido negativas, ha pasado casi una década desde el último título de un team Cuba en la categoría de mayores. ¿Lo recuerdas? Sí, fue en San Juan, Puerto Rico, durante la Serie del Caribe de 2015, donde los Vegueros de Pinar del Río resurgieron hasta llevarse el título bajo la dirección de Alfonso Urquiola.
Desde entonces, han pasado ocho años y la mejor ubicación se remonta a la Serie del Caribe de 2019, cuando los Leñadores de Las Tunas, conducidos por el manager Pablo Civil, discutieron la final del evento ante los Toros de Herrera en Panamá. Contra todo este precedente, la selección nacional cubana intentará batallar en el venidero V Clásico Mundial de Béisbol. Sin embargo, durante la última semana, tras efectuar cinco partidos de preparación contra equipos de la NPB, la ineficiencia ofensiva volvió a engrosar las tendencias negativas del team Cuba.
Eso sí, está claro que se trataba de los primeros partidos tras varias jornadas de entrenamiento, donde cada jugador ha estado en busca de ajustes mientras reciben la carga física diseñada en la preparación. A pesar de ello, enfrentar en esta fase a los equipos japoneses profesionales —que se encuentran en sus campamentos primaverales— fue un excelente medidor para comparar los diferentes estados de forma tanto individuales como colectivos.
Tras cinco partidos, volvió a verse expuesto el limitado poder del lineup —aunque aún no está definido con todo el potencial que podría mostrar—, una discreta velocidad como arma ofensiva y la falta de productividad con corredores en posición anotadora. Los números hablan por sí solos:
—Los bateadores cubanos dejaron esperando remolque al 74% de los corredores que llegaron hasta posición anotadora.
—Batearon para doble matanza en el 22.8% de las situaciones de double play, mientras sus rivales en solo 6.8% (2 de 29), y ambas fueron registradas por el Nippon-Ham. Esa avería provocó que, a pesar de una mejoría del OBP con bases limpias (.356 por .326 el general), no se pudieron generar más situaciones positivas en cuanto a probabilidad de carreras.
—El equipo se ponchó en 25 ocasiones, registro que duplicó sus 11 boletos. Cuando estuvieron en desventaja entre una y tres carreras de diferencia o con el juego empatado, el OBP general de .326 descendió a .306, recibiendo más ponches (9) que extra bases conectados (5).
—Entre los rendimientos más destacados, dejando a un lado el tradicional promedio de bateo como parámetro de efectividad, Yoelquis Guibert demostró las herramientas ofensivas más ajustadas por Cuba, produciendo .429 OBP, .556 slugging (bateó cuatro dobles) y remolcó al 50% de los corredores que encontró en posición anotadora durante sus 21 apariciones en home.
En cuanto al poder y la velocidad, herramientas vitales para un lineup, analicemos las dos tendencias más influyentes y que generaron el menor impacto por estos días:
La sequía de jonrones: El único jonrón de los cubanos fue conectado por un bateador zurdo, Guillermo García, quien no forma parte del roster oficial para el Clásico Mundial. O sea que, el resto de los bateadores diestros no lograron golpear la pelota más allá de los límites. Podríamos ser demasiado exigentes si esperamos jonrones en esta etapa inicial de preparación, pero he aquí un dato mucho más preocupante: El 36.2% de los hits de Cuba fueron con bolas bateadas de rolling, mientras sus rivales promediaron 31.2%.
A diferencia de los Dragones de Chunichi, quienes registraron un 50% en hits de rolling, Cuba fue el segundo equipo que menos éxito consiguió cuando elevaron la pelota, con apenas 63.8 FBH% (fly ball hits). También es razonable analizar que, como es de esperar, en estas muestras pequeñas las tendencias varíen con frecuencia. No obstante, la evidencia que preocupa nos remite hacia el mismo punto neurálgico: el swing de los bateadores, la disciplina en el plato, y si habrá suficiente enfoque para que los bateadores sean capaces de resolver situaciones decisivas bajo presión en el Clásico Mundial de Béisbol. Al final, no se trata de cuántos hits, jonrones o extra bases se batearon, sino en qué momento de juego, y en resumen la realidad reveló deficiencias en situaciones de clutch.
Sin alta producción de extra bases, la velocidad sobre las almohadillas no parece una alternativa: En un posible lineup de Cuba, Roel Santos y Yoelquis Guibert son dos de los jugadores que han demostrado capacidad para robar bases con efectividad en un nivel superior al de la Serie Nacional Cubana (SNB).*
*Por supuesto, Luis Robert Jr. y Yoan Moncada también cuentan con registros calificados al más alto nivel del béisbol en las Mayores, pero se espera que ellos tengan otra responsabilidad en el lineup de Cuba.
En 456 juegos al nivel de AAA y Ligas Independientes como la Can-Am, además de su experiencia en la NPB, Santos registra un excelente 66.7% de efectividad en robos de bases, mientras Guibert ha acumulado un 63.0% tras su paso por Culiacán en México y con los Capitales de Quebec en la Frontier League. Aun así, ni Roel ni Guibert pudieron robar bases en los primeros cinco partidos de gira del team Cuba.
De cualquier manera, hubo jugadas de “corrido y bateo” que funcionaron, y no saldrán en las tradicionales estadísticas de intentos de robos. El punto preocupante aquí, es que el resto de la alineación sin los jugadores de MLB está totalmente limitada para construir carreras a base de velocidad. Por Cuba, Yadir Drake y Roel Santos fueron atrapados en sus respectivos intentos. Sin embargo, todo lo contrario sucedió con los oponentes de Cuba, quienes lograron 11 robos en 15 intentos durante la reciente gira por los campamentos japoneses.
Lo mejor en todo este proceso de preparación inicial, es que aún el team Cuba tiene tiempo para trabajar en ajustes tanto individuales como colectivos antes de enfrentar el exigente escenario del V Clásico Mundial de Béisbol. Además, faltan jugadores que potenciarán el equipo tanto en la ofensiva como a la defensa.
De eso dependerá gran parte del éxito de Cuba, que presentará un talentoso staff de lanzadores. Así pues, mientras más rápido el equipo logre ese engrane llamado “team work”, las esperanzas podrían regresar. Aunque no estarán la mayoría de los jugadores de MLB que deberían conformar el lineup soñado a día de hoy, la unión volverá a ser la principal fórmula del éxito para el team Cuba.
(Foto: Yuichi Terawaki)
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