Los Alazanes hicieron historia.
Cuando regresaron a casa para enfrentar el Juego 6 ante los desafiantes Cocodrilos de Matanzas, sólo tres equipos habían remontado una Gran Final después de caer debajo 3-2 en el Juego 5: La Aplanadora santiaguera que dirigió Higinio Vélez en 1999 contra Industriales, y los Leones de Germán Mesa en 2010 ante Villa Clara.
Para ser el siguiente equipo en la lista de campeones con remontadas épicas, los Alazanes tenían que ganar sexto y séptimo partidos ante los Cocodrilos, quienes buscaban su segundo título en el tercer viaje consecutivo a la Gran Final. El año pasado, los dirigidos por Armando Ferrer fueron sentenciados por los galopantes Alazanes de Carlos Martí en el Juego 6, así que esta vez los Cocodrilos buscaban la redención en una temporada donde sufrieron múltiples bajas de peloteros claves. Sin embargo, los Alazanes forzaron el Juego 7, con una joya de picheo del relevista zurdo Yunier Castillo, quien le colgó seis ceros a los Cocodrilos desde que entró en la tercera entrada.
El zurdo Dariel Góngora, quien protagonizó el triunfo de la clasificación de Matanzas en la temporada regular, y luego en los playoffs de Cuartos de Final vs. Las Tunas, y Semifinal vs. Sancti Spíritus, no pudo contener a los Alazanes en el Juego 6. Así pues, por tercera ocasión en esta Gran Final, se enfrentaban los zurdos Yamichel Pérez y Leandro Martínez, quienes se combinaron para una efectividad de 2.00 en los partidos que abrieron*.
*Yamichel se enfrentó a Leandro Martínez en el Juego 2. Luego, se llevó el éxito 5-3 en el Juego 4. Leandro volvió al montículo en el Juego 5 y lanzó una joya de picheo con apenas dos hits permitidos en 6 ⅔ innings, pero el relevista Kelbis Rodríguez no pudo preservar la victoria y admitió el decisivo jonrón del emergente Ronney Muñiz.
En 27 innings durante esta Final, la suspicacia de Yamichel y Leandro superó los swings de sus oponentes, admitiendo solo dos extra bases (ambos dobles), respectivamente. Ese dominio combinado, fue un adelanto previo que generó confiablidad sobre las probabilidades de esperar un Juego 7 con protagonismo para los abridores. Y así sucedió.
Con diez picheos, un día después de su cumpleaños 43, Leandro Martínez retiró a los Cocodrilos sin contratiempos en la entrada inicial. Ferrer había movido de turno a sus principales bateadores, producto de las molestias que sufrió el leadoff del equipo, Yadil Mujica. Colocó a Ariel Sánchez como primero en la tanda, seguido de Jefferson Delgado, Erisbel Arruebarena, Javier Camero y William Luis. Por la condición de zurdo del abridor contrario, Yariel Duque subió al sexto turno, Roberto Loredo fue activado en lugar de Andrys Pérez en la receptoría, y Yoisnel Camejo junto Mujica cerraban el lineup matancero.
Aun así, los Cocodrilos llegaron al Juego 7 con un pobre OBP general de .344 en comparación con el .406 de los Alazanes y, sí, esa no era la peor noticia: el equipo había dejado a 49 de los 61 corredores que encontraron en posición anotadora. Ese bajo rendimiento, ciertamente, nos hace recordar a cada segundo cómo los Cocodrilos lograron darle vuelco a la serie, 3-2. Cuando jugaron sus tres partidos en casa, hubo tres jonrones claves que estremecieron el estadio Victoria de Girón:
-El bombazo de Erisbel Arruebarena vs. César García en el Juego 4.
-Las manos de Yoisnel Camejo derritiendo la curveball de 74 mph de César en ese mismo desafío, que evitaron un empate 3-3 cuando los Alazanes se revelaron en el octavo inning.
-El jonronazo decisivo de Ronney Muñiz como emergente en el Juego 5, aplastando un picheo manso de 81 mph que se le quedó colgado en el centro de la zona al relevista diestro Kelbis Rodríguez.
Y, por supuesto, esos tres jonrones no habrían tomado la misma categoría sin el dominio de Yamichel Pérez y Noelvis Entenza, los héroes en el staff de lanzadores de los Cocodrilos.
Volviendo al Juego 7, ya sabes, después del primer inning de Leandro, comenzó a sentirse ese efecto que se puede percibir cuando una tanda de bateadores no logra descifrar los picheos de un lanzador. Durante 13 entradas, Matanzas le había bateado apenas de 45-8 a Leandro, para discreto promedio de .178. Y, desde el primer inning de este Juego 7, el veterano zurdo de Campechuela demostró ser dueño y señor sobre la lomita, más allá de su estrategia de zigzagueantes picheos azotando las esquinas de la zona de strike: ¡sorprendió a Arruebarena en la inicial!
Fue un out sin discusión. El tipo de sorprendido donde literalmente el corredor se va confiado de que, tanto pícher como inicialista en este caso, le trazaron la emboscada perfecta. A diferencia de Leandro, los Alazanes atacaron rápidamente a Yamichel Pérez, aunque el zurdo de los Cocodrilos salió en coche durante ese primer inning en Bayamo.
El leadoff de los actuales campeones, Yovany Millán, a quien el manager Martí mantuvo inamovible en la proa aunque había fallado 19 de sus 25 apariciones en home durante esta final*, abrió el juego con un hit bombeado al center-right. Osvaldo Abreu también machacó los picheos de Yamichel y sonó cohete de línea a su jardín predilecto, el rightfield. Guillermo Avilés fue golpeado, y se llenaron las bases.
*De sus 19 fallos, Millán acumulaba cinco strikeouts y dos rollings para double play, con solo un boleto y .296 de OBP.
Con apenas siete disparos al pentágono, Yamichel Pérez estaba rodeado de Alazanes que intentaban cabalgar, y Carlos Benítez entraba al plato. Aun así, el zurdo espirituano comenzó a apagar el fuego, logrando un rodado para double play de Benítez en cuenta de 3-1. Luego le tiró boleto intencional a Iván Prieto. Y, después de tener a Alexquemer en cuenta de 0-2, consiguió el tercer out del inning por un corrido donde Osvaldo Abreu pecó de agresividad. Yamichel disparó a primera y, mientras Yariel Duque recibía el tiro, Abreu se lanzó de tercera al plato. Duque tiró rápidamente a la mascota del cátcher Roberto Loredo, y Abreu fue sentenciado para el tercer out.
Granma 1, Matanzas 0. ¡Salió de un gran aprieto, Yamichel! Y entonces volvió a la acción Leandro Martínez, quien retiró el segundo inning con la misma clave del primero: le puso out al bateador que abría la entrada, Javier Camero con rolling a tercera. William Luis bateó sencillo al center, pero quedó en la inicial, ya que Yariel Duque y Roberto Loredo fueron dominados con elevado al center y ponche, respectivamente. Leandro exterminó el tercer inning en fila, de “1-2-3”. En el cuarto, obligó a Camero a roletear para doble matanza después del segundo hit de “El Grillo”, un lineazo a lo profundo del rightfield. Y, no sé si también lo notaste: ¡las entradas de Matanzas volaban!
Leandro volvió a domar a los Cocodrilos.
El quinto fue como un pequeño pasaje: tres bateadores, ocho picheos, dos rolling y un elevado. El sexto, lo abrió con 55 picheos. Sí, eso quiere decir que Leandro Martínez estaba promediando 11 lanzamientos por entrada, a razón de 3.4 utilizados ante cada bateador. Y, bueno, quizás te preguntes por qué los Cocodrilos buscaron tanto sus primeros dos picheos. La razón era obvia: Leandro nunca se aleja de la zona de strike, y ataca constantemente. Sin embargo, mientras se iban acumulando los turnos, casi todos los Cocodrilos parecían indefensos.
Y, por supuesto, siguen las preguntas: ¿qué se hace tan difícil? ¿Qué está lanzando? ¿Por qué los Cocodrilos no pueden llegar a tiempo con sus swings? En realidad, no había magia ni misterio alguno. Para comenzar: Leandro no lanzó boletos. En las primeras siete entradas, bebió de la ansiedad de los bateadores, y ninguno de los Cocodrilos que abrieron inning pudieron embasarse. ¿No es una ventaja para cualquier lanzador trazar la estrategia con su cátcher sin tener corredores en bases antes de obtener el primer out? ¡Por supuesto!
Para Leandro, las dotes de su bola rápida se manifiestan con el agudo comando donde localiza sus picheos: fue suspicaz en la esquina interior contra Ariel Sánchez (zurdo) y Jefferson Delgado (derecho), lanzando rectas, curveballs y cambios de consistente rotación a la altura de las rodillas del cátcher Iván Prieto. Contra Camero, dibujó sus picheos rompientes en la esquina bien baja y lejana, donde lo indujo a halar la pelota. ¿El resultado? Par de rodados a la parte izquierda del infield, uno de ellos para double play. En el séptimo inning durante su tercera aparición al plato, Camero se decidió totalmente a no halar.
Conectó una línea sólida con otro picheo en la esquina de afuera, pero era demasiado tarde: el guante de Alexquemer Sánchez estaba listo para devorar su conexión. Yariel Duque nunca pudo golpear con la fortaleza que habría querido. Loredo fue dichoso al ver 12 picheos, pero su bate se deslizó sin éxito. Camejo y Mujica se unieron para conectar tres rollings y un fly out sin suerte, con apenas 10 picheos combinados. En resumen, esto teníamos después de siete entradas de Leandro Martínez, con 72 picheos y un 66.7% de strikes:
-Arruebarena había bateado de 3-3.
-El resto del lineup de los Cocodrilos, vieron sus swings hundirse de 20-1.
No puedes ganar así un Juego 7, ¿verdad? El partido no había terminado, pero cuando cada bateador de los Cocodrilos retornaba al dugout después de fallar, sus rostros transmitían esa expresión corporal. Esa fue la impresión que tuve durante todo el partido mientras los Cocodrilos luchaban ante Leandro, como también pensé en el reto de Yamichel Pérez, sin recibir apoyo ofensivo de los Cocodrilos.
Después de admitir una carrera en el primer inning, el zurdo espirituano dominó a 11 de sus siguientes 13 oponentes. Seis de esos outs fueron en fila, hasta que Guillermo Avilés crujió una recta y desapareció la pelota sobre la multitud ubicada en el graderío del jardín derecho, abriendo la parte baja del cuarto episodio*.
*Por cierto, con el jonronazo halando a sus anchas, Avilés se convirtió en el primer bateador que conecta dos bambinazos en la historia de los Juego 7. ¡Y ambos han sido en blanqueadas de sus equipos! Dos grandes momentos: Contra Pinar del Río como refuerzo de Ciego de Ávila en la 55 Serie, y esta vez en el Juego 7 contra Matanzas.
El otro hit fue de Darián Palma, un sencillo a lo corto de la pradera central, pero luego Yamichel realizó una excelente jugada recogiendo un toque de bola de Yulián Milán, para iniciar una doble matanza salvadora por la clásica vía “1-6-6-3”.
En cinco entradas completas, los Alazanes dominaban el juego 2-0, y entonces llegó el capítulo de marras. De hecho, parecía una copia de la primera entrada: tras siete picheos, par de hits de Millán y Abreu, y otro dead ball a Avilés, congestionaron las almohadillas. Con Benítez subiendo al plato, Ferrer no esperó más y envió a su “Caballo de Batalla” a la lomita, el veterano diestro Noelvis Entenza.
Benítez había roleteado par de veces, pero en esa situación, estaba claro que buscaría con más persistencia elevar la pelota. De cualquier manera, los Cocodrilos estaban preparados con el infield jugando por dentro, para evitar que anotara el corredor de tercera. Una vez más, Entenza se las arregló para admitir un rodado con su slider. Benítez golpeó una conexión entre tercera y short, Arruebarena recogió y sin reponerse disparó al plato y… ¡Safe!
El árbitro principal, Omar Peralta, decretó quieto en home a Millán. Lo que sigue no necesita presentación: Ferrer desafió la decisión de Peralta, pero el out en home se mantuvo. Ciertamente, parecía que el tiro llegaba primero, aunque la decisión final fue impulsada porque el cátcher Loredo sacó el pie del home.
Después de la polémica jugada en el plato, Entenza admitió tres rodados más y cerró la entrada con otro magistral relevo, pero antes los Alazanes extendieron la ventaja, 4-0.
Cuando el emergente Edel Tamayo abrió el octavo inning con un sencillo al right, ya podía sentirse el grito de “campeones” en el estadio Mártires de Barbados. Leandro Martínez fue sustituido con 76 picheos, y el principal abridor del equipo, César García, fue llamado de relevo. Los Cocodrilos embasaron a su primer bateador abriendo inning durante todo el partido, después de que Leandro Martínez extendió a 14 la cadena de ceros consecutivos iniciada por Yoel Mojena (1) y otro zurdo, Yunier Castillo (6), quienes abrieron la racha en el tercer inning del Juego 6.
En 20 entradas, los Cocodrilos dejaron a 16 corredores en circulación ante Leandro Martínez durante esta Final, mientras el veterano zurdo de 43 años retiraba 11 de esos 20 innings de “1-2-3”. ¡Impresionante dominio!
Ferrer envió a tres emergentes, pero sus Cocodrilos, que pasaron siete entradas y 25 comparecencias sin ubicar un corredor en segunda base, fueron neutralizados ante César García.
Con ese cero del octavo, se adelantaba el final de una desafiante serie que nos trajo el octavo Juego 7 en la historia de la postemporada, y el tercero consecutivo donde el equipo derrotado no logró pisar el home. Después de un hit al center de Jefferson Delgado en el noveno, Arruebarena bateó para double play, y Javier Camero entregó el out 27 con un rolling al guante de Osvaldo Abreu en la antesala.
A las 4 y 27 minutos en la tarde de este miércoles 29 de junio de 2022, los Alazanes se coronaban campeones por cuarta ocasión en la historia de las Series Nacionales. Sí, la remontada casi imposible de repetir, fue una meta complicada para los galopantes Alazanes del manager Carlos Martí, quienes respondieron una vez más ante su afición en el estadio Mártires de Barbados.
Los Alazanes de Granma se crecieron y, por segundo año consecutivo, volvieron a vencer a los Cocodrilos de Matanzas, con la primera ocasión en que un equipo remonta déficit de 3-2, consiguiendo par de éxitos en casa durante los Juegos 6 y 7 de una Final en la historia del béisbol cubano.
Los Cocodrilos estuvieron a un paso del título, pero la ofensiva fue dominada totalmente, recibiendo 16 ceros consecutivos por el picheo granmense. Matanzas no pudo cambiar la historia: ¡Los Alazanes volvieron a conquistar la gloria del béisbol cubano!
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