Cuando recuerdo la carrera del zurdo Raúl Valdés lanzando con los Vaqueros del Habana en Series Nacionales a finales de los años noventa, hay un momento imborrable en mi memoria: su impacto en la postemporada de 1998, cuando registró una racha de 28 innings consecutivos sin admitir carreras limpias.
El inicio de aquella hazaña fue contra el equipo de Metropolitanos, que amenazaba con vencer en Cuartos de Final. Sin embargo, José “Cheo” Ibar ganó el Juego 4 por 11-0, y Raúl Valdés propinó otra blanqueada en el éxito 7-0 que eliminó a los Metros.*
*El final de aquel playoff derivó en una de las historias más tristes que sufrieron los “Rojos de la Capital”. Tras la eliminación de Industriales contra Pinar del Río, tres días antes, la fanaticada capitalina no apoyó a los Metropolitanos. Las imágenes eran desconcertantes. Desde que salieron al terreno de juego, los peloteros de Metropolitanos lucían desmotivados. Las gradas del estadio Latinoamericano estaban prácticamente vacías. Y, luego, los Metros se encontraron con la insuperable mezcla de pitcheos del zurdo Raúl Valdés, quien se encargó de aniquilarlos: ponchó a cinco, concedió dos caminatas y admitió solo dos hits, un sencillo de Wilber De Armas y doble de Iván Correa.
En dos aperturas, Valdés llegó a la Semifinal sin permitir carreras limpias durante 17 entradas combinadas. Sí, las cinco anotaciones de Metropolitanos en el Juego 2 fueron sucias. Valdés volvió a la lomita para el Juego 3 de la Semifinal, y se llevó el triunfo con otra blanqueada por 7-0, pero retando a la imponente ofensiva de Pinar del Río, encabezada por los hermanos Linares, Juan Carlos y Omar, Yobal Dueñas, Daniel Lazo, Lázaro Arturo Castro y Yosvany Madera, los bateadores más consistentes del line up.
Finalmente, Raúl se quedó a tres outs de alcanzar el récord nacional de 29 entradas sin admitir carreras, implantado por Pedro Luis Lazo en los playoffs de 1997. ¿Cuál fue la razón? Aunque la ofensiva de Pinar del Río estaba devorando los pitcheos de Valdés, la defensiva del Habana volvió a fallar en momentos claves. Un error del primera base Neylán Molina provocó la explosión de Valdés durante el final de la tercera entrada en el Juego 6.
Y así quedaba a un lado la expectativa sobre la racha personal de Raúl Valdés, pero tras caer derrotado en el Juego 6, al día siguiente demostró una vez más su estirpe de guerrero: abrió el decisivo Juego 7. Sin el descanso suficiente, a base de coraje y amor a la camiseta Raúl Valdés protagonizó un gran duelo de pitcheo contra el as de Pinar del Río, el diestro José Ariel Contreras. El partido llegó al inicio del sexto con ventaja por 2-1 para los “pativerdes”, quienes dieron vuelco total al marcador tras producir rally de cuatro carreras en el final del octavo inning.
Raúl Valdés no pudo obtener la victoria en aquella inolvidable Semifinal que también será recordada por los duelos entre José Ibar y Pedro Luis Lazo, pero dio muestras de su gran combatividad. Desde entonces, han pasado 25 años, y el zurdo habanero sigue siendo el incansable competidor que no se rinde en su batalla contra el tiempo.
A sus 24 años, Raúl Valdés salió de Cuba buscando un nuevo horizonte en el béisbol y llegar a las Grandes Ligas. En Cuba, tiró seis temporadas donde terminó con marca de 52-58 y 3.60 ERA en 139 aperturas. Su última campaña fue la peor de su carrera, cuando lanzó para marca de 4-11 y 4.31 ERA. Es cierto que en no pocas ocasiones fue criticado por sus caídas de rendimiento, pero también resultó subvalorado: a excepción de la temporada 1996-1997, cuando debutó, Valdés siempre garantizó al menos 145 innings y 110 ponches.
Esa fortaleza fue clave para abrirse camino como lanzador a un nivel superior. En 2004, hizo su debut en el béisbol organizado con los DSL Cubs—equipo de la Liga Dominicana de Verano—, debido a un embargo temporal estadounidense sobre visas de trabajo H-2B. Su primer impacto fue sensacional: acumuló marca de 7-2 con efectividad de 0.51, y registró 152 strikeouts en 87 2/3 entradas —incluyendo un partido donde ponchó a 20 bateadores en siete innings—. Con ese rendimiento, lideró la DSL en efectividad y ponches. Por cierto, antes de irse a Iowa, donde lanzó durante 2005 y 2006, promedió para .241 como jardinero en algunos partidos. ¡Su irrupción fue sensacional!
La gran oportunidad de promoción llegó cuando los Mets firmaron a Valdés en 2007. Y, aunque luego no mostraron mucho interés, tres años después le ofrecieron la oportunidad de debutar en las Grandes Ligas, donde formó parte de cinco equipos hasta terminar con los Astros en 2014. El momento esperado llegó ocho años después de haber salido de Cuba, pero Raúl Valdés no se rindió. A los 36 años, emprendió un nuevo reto por tres temporadas con los Dragones de Chunichi en la NPB.
Cuando parecía que su carrera había terminado, el zurdo habanero volvió a desafiar el tiempo: siguió esculpiendo su legado en la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana, y emergió hasta convertirse en una leyenda dentro del clásico caribeño. En ocho participaciones antes de llegar a Miami este año, Valdés atesoraba cuatro títulos en Series del Caribe, donde ha participado vistiendo el uniforme de todos los representantes de dominicana.
Tras ver acción por novena ocasión, esta vez reforzando a los Tigres del Licey, Valdés sigue rubricando récords a sus 46 años. Durante la tarde del pasado martes, tiró cinco innings prácticamente inmaculados en LoanDepot Park, y admitió dos sencillos contra la alineación de Curazao. Necesitó solo 71 pitcheos para 15 outs y, se veía lanzando tan cómodo, que sorprendió su sustitución para dar paso al bullpen. Raúl ponchó a siete de sus 17 oponentes —cinco de ellos paseando su changeup por los bordes de la zona de strike—, y ninguno llegó hasta posición anotadora.
El lanzamiento más veloz que tiró ni siquiera fue una bola rápida. Según Savant Baseball, fue un changeup de 86.8 mph que tiró antes de dominar a Juremi Profar para sacar el tercer out del quinto inning. El hit más contundente conectado por Curazao ante las ofertas de Valdés fue un sencillo de Roger Bernadina en el inicio del tercer inning con dos outs, y luego comenzó una seguidilla de siete bateadores dominados de manera consecutiva hasta cerrar la quinta entrada. A mitad de juego, la ventaja de 1-0 de los Tigres del Licey quedaba en manos del bullpen y la contribución ofensiva. Y, aunque parecía un alto reto mantener limitado el line up de Curazao, el combo de relevistas dominicanos completó la blanqueada.
Un elevado de sacrificio de Robinson Canó tras sencillos de Emilio Bonifácio y Gustavo Núñez puso el marcador por 2-0. Con la efectividad que lucía el bullpen quisqueyano, el desenlace del octavo capítulo presagiaba el final. Tres ponches del cerrador Jairo Asencio sellaron la victoria del team dominicano, pero la historia del juego apenas había comenzado: con su sexto éxito de nueve decisiones en Series del Caribe, el cubano Raúl Valdés igualó a los líderes de todos los tiempos, Rubén Gómez (Puerto Rico), José de la Trinidad Bracho (Puerto Rico) y otro cubano, Camilo Pascual (lanzó para Almendares y Cienfuegos).
Valdés también sumó otra cifra honorable, demostrando su clase a los 46 años: se colocó a un ponche de empatar con el puertorriqueño Juan Pizarro, quien ostenta el récord histórico de 62 strikeouts.
Cuando analizo cada uno de estos récords, pienso en cuántos lanzadores jóvenes no han podido extender sus carreras en el béisbol debido a desmotivaciones, lesiones, accidentes o bajas de rendimiento. Y, luego, al instante, es inevitable pensar en el gran legado de Raúl Valdés, quien aún está haciendo historia sobre el montículo a los 46 años. Hace una década, cuando se despidió de las Grandes Ligas, podría haber sido el momento más cercano para comenzar a pensar en el retiro. Sin embargo, ese no fue el enfoque de Raúl, sino seguir adelante. Enfrentar uno y otro reto, compitiendo en el terreno de béisbol.
Está de más decir cuánto necesita un deportista de alto rendimiento para lograr una carrera de tantos años y, sobre todo, al nivel que lo ha hecho Raúl Valdés en el exigente béisbol profesional del Caribe. ¿Hasta cuándo lanzará? Esa es una pregunta difícil de responder —quizás Raúl ni siquiera recuerda la palabra “retiro”—, pero sus páginas de glorias ya están escritas.
Cuando hablemos de perseverancia y amor al béisbol, sin dudas Raúl Valdés sobresale entre los admirables guerreros que han vencido al tiempo.
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