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Más allá de la efectividad: Explorando cómo influye el efecto 'oculto' de los lanzadores


A través de mis años cubriendo el béisbol, he tenido la inmensa suerte de crecer junto a grandes conocedores dentro del juego. Uno de ellos, es el prestigioso entrenador de pitcheo Javier Gálvez, con quien me une hace varias temporadas una estrecha relación de trabajo.

Casualmente, anoche hablábamos de pitcheo. O, para decirlo mejor, escuchaba al profesor Gálvez disertar sobre uno de los principios más básicos y a veces subvalorados por los lanzadores: El agarre de la bola. Y, obviamente, junto al agarre de la bola, saltamos a debatir sobre la utilización de las costuras, cómo los pitchers pueden mejorar su repertorio y por qué tirar “strike”, como dice Gálvez, puede considerarse como un pitcheo más en el béisbol.


Por supuesto, hablamos de grandes pitchers de varias épocas, sobre todo de aquellos años a finales de la década del 90 e inicios de los 2000, cuando Gálvez tuvo la responsabilidad de preparar y guiar a varios pitchers estelares en nuestras Series Nacionales. José Ibar, Raúl Valdés, Lemay de la Rosa, Yuliesky González, Jonder Martínez, los lamentablemente desaparecidos Yadier Pedroso y Miguel Alfredo González, encabezaron parte de la charla, aunque también llegamos hasta Yusdel Tuero, José Ángel García y Ariel Miranda, otros lanzadores que también fueron preparados por Gálvez y el grupo de entrenadores de los Vaqueros del Habana.


Durante casi una hora, hablamos de comando, de strike de calidad, de enfoque y capacidad física e, incluso, de cómo un reporte de scouting debería ir más allá de la ceñida “objetividad” de un dígito que simboliza (o representa) un determinado lanzamiento o zona. Sin embargo, en una charla tan extensa e imperdible, hubo un punto en el que debí abrir mi base de datos y sacar a relucir algunos números interesantes sobre las tendencias de dominio de los lanzadores.


Ahora, más de 17 horas después, mientras escribo esta pieza, es importante recordar que uno de los lanzadores mencionados fue el pinareño Erlys Casanova. ¿Y sabes cuál fue la razón? Bueno, en esencia, también ha sido la razón de esta pieza, ya que Casanova extendió su marca a 6-1 esta tarde, lanzándole siete ceros con seis ponches a las Avispas de Santiago de Cuba.


Antes de la jornada, Casanova no aparecía entre los 11 lanzadores con efectividad por debajo de 3.00, ¿pero sabes dónde se hacía inalcanzable en otro patrón importantísimo de dominio? En la habilidad de sus dedos para producirle un interesante “spinning” a los pitcheos, capaz de colocarlo como el lanzador que lidera ampliamente en esta 60 Serie Nacional con un 66.7% de rollings permitidos.


Y al mismo tiempo, formando parte de una reducida lista de 10 pitchers que han enfrentado a por lo menos 100 bateadores y registran 60% de rollings permitidos, Casanova es el segundo más ponchador (15.9%) y el que menos tasa de fly (17 FB%) admite.



Casanova encabeza la lista en rodados permitidos y tasa de strikeouts, dos fuertes patrones de dominio que usualmente no deben ofrecer una efectividad superior a 3.50. Sin embargo, Casanova inició este miércoles lanzando para 3.88 y, aunque bajó a 3.38, sigue siendo un lanzador que deberíamos analizar.


Entonces, ¿algo anda mal, eh? Altas efectividades en rollings permitidos y strikeouts, arrojando tasas de 5.8 K/9 (ponches por cada nueve innings) y sólo 2.1 BB/9 antes de este miércoles.


¡Genial! Aunque… ¿esas tendencias realmente nos indican una efectividad tan alta? Por supuesto que no. Incluso, al ver cómo ha dominado Casanova, dejando a sus rivales en una línea de .264/.309/.322, crece el misterio por saber cómo sus rivales le han anotado tantas carreras.


Sí, en la nueva era de la pelota Teammate, dominada por las altísimas frecuencias de jonrones generalizada, Erlys Casanova ha permitido sólo un bambinazo luego de enfrentar a 216 bateadores en sus primeras nueve aperturas de este año.


Literalmente, el “spinning” de su tenedor sigue siendo devastador dentro de la liga —sobre todo cuando rota del centro de la zona hacia abajo—, unido al cambio de velocidad, la sinker y su bola rápida que roza las 90 mph. Pero, como hemos visto durante poco más de esta mitad de temporada, no siempre el efecto que producen sus pitcheos ha resuelto las situaciones, especialmente por esto: El 56.5% de sus rollings permitidos han sido hits.

¡56.5%! ¡Eso es demasiada mala suerte, no! He ahí la clave de por qué la efectividad de Casanova no es más sobresaliente, a pesar de que el equipo le ha fildeado para .986. Además, esto también dice mucho sobre el Factor de Rango del infield pinareño: Sólo el 20.4% de esos rodados ha pasado al outfield, mientras el 79.6% quedó dentro del infield.

Algo que no vemos usualmente es la capacidad de los fildeadores para convertir o no un rodado en out, cortar una pelota y evitar un extra base o completar una jugada de double play. Y esos problemas, sobre todo, han sido deficiencias que se están repitiendo desde hace años en la Serie Nacional del béisbol cubano, debido a la inestabilidad y las bajas en cada equipo.


Entre el grupo de estos 10 pitchers que han admitido al menos 60% de rollings este año ante un mínimo de 100 oponentes, Casanova es el único lanzador que había soportado un promedio sobre .300 (¡.362!) con corredores en posición de anotar. Exacto, los juegos se ganan por outs, pero no siempre prestamos atención al valor que no se aprovecha de varios lanzadores dominantes.


Así que, cuando hablemos de pitcheo, aparte de ofrecer una mirada al apoyo ofensivo que cada alineación puede ofrecerle a sus abridores, no olvidemos jamás el valor de una buena defensa. El gran ejemplo esta vez lo has visto aquí: Erlys Casanova ha lanzado para merecer mejores resultados, siendo probablemente uno de los pitchers más eficientes en esta 60 Serie Nacional.

(Foto de cabecera Erly Casanova/José Raúl Rodríguez Robleda)

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