En BaseballdeCuba.com adoramos el béisbol! Por eso, mientras intentamos vencer la pandemia de COVID-19, recurrir a nuestros recuerdos en el estadio se convierte en la inspiración de Yirsandy Rodríguez, quien te traerá de vuelta algunos tesoros de antaño cada semana. ¿Cómo te sorprenderá? ¿Qué nos recordará para revivir nuestras experiencias más inolvidables mientras esperamos con ansias la llegada del Opening Day? Podría ser una jornada de temporada regular, un juego épico de playoff o eliminación, un batazo que estremeció a la fanaticada o, simplemente, una historia que vale la pena desempolvar otra vez. ¡Disfrútalo!
El diestro de los Indios de Guantánamo, Alaín Duvergel, parecía que iba rumbo a retirar sin contratiempos el primer inning durante su última apertura frente a la “Aplanadora santiaguera” en la 41 Serie Nacional del béisbol cubano.
Sin embargo, como le ocurrió a varios lanzadores, en un abrir y cerrar de ojos par de batazos rompieron el silencio. Rolando Meriño sacudió un doble de línea al centerfield para extender la entrada, y abrirle paso al cuarto bate, Orestes Kindelán. Gabriel Pierre entró al círculo de espera, y si el novato Alaín Duvergel no los dominaba, entonces Rey Isaac, Pedro Poll y Reutilio Hurtado estaban al asecho… ¡Tremenda tanda!
Pero el principal duelo para Duvergel, quien resistía marca de 0-2 y 6.04 de efectividad, al menos por los siguientes pitcheos era ante el “Tambor Mayor”. ¿Que si Kindelán estaba en forma a los 38 años?: Ante el nivel de la liga, exhibía .679 slugging y 11 jonrones en 40 juegos de la casi recta final de fase regular en su última campaña.
Duelo de veterano slugger estelarísimo y experimentado, contra un joven novel sin muchos innings de vuelo. Entonces, ¿qué sucedió? Entre el ritmo agitado de las voces, la algarabía del quejido y el asombro, se escuchó: ¡Se va, se va!... ¡Se fue!
¡Jonrón de Orestes Kindelán! ¡Santiago de Cuba abre ganando el juego 2-0!
Otro batazo de vuelta completa para el “Tambor Mayor”, su número 487 en Series Nacionales. Pero en ese momento, Kindelán, quien fue apenas el segundo bateador cubano que entró al Club de al menos 400 jonrones —el slugger matancero Lázaro Junco fue quien inauguró el selecto grupo—, pisó el home sin saber que ahí quedaría su marca histórica.
Aquella tarde del 8 de mayo de 2002 en el estadio Manuel Fuentes Borges del municipio de Baracoa, el hombre que constantemente inspiraba coros como el tradicional… “¡Kinde camina eso!”, se fue de 4-3. En sus otros cuatro turnos, agregó un doble al jonrón del primer inning y una impulsada más.
Al juego siguiente, Kindelán bateó de 4-2 sonando el madero otra vez en Baracoa, aunque sin producir extra bases ni remolcadas. Y como no viajó a la gira rumbo a Granma ni vio acción en la subserie final del calendario nuevamente contra los Indios, su entrada al plato no se volvió a anunciar por la amplificación local en un estadio hasta la postemporada.
Casi dos semanas después, cuando la “Aplanadora” perdió 1-3 la serie de ¼ de Finales contra Villa Clara, la carrera de Kindelán terminó con un rolling al shortstop frente al derecho Vladimir Hernández, el 31 de mayo de 2002.
Luego de aquel jonrón No. 487, que desde entonces ha viajado en nuestros recuerdos beisboleros como uno de los récords irrompibles en Series Nacionales, Kindelán falló 16 de sus últimas 19 veces al bate. En los playoffs de 2002, al “Tambor Mayor” no le dio tiempo a romper el slump de 15-1, cinco de esos fallos (6-1) contra el novato zurdo Zaidel Beltrán, quien causó sensación ganándole dos veces a Santiago de Cuba.
Así pues, aunque la historia del jonrón No. 487 de Kindelán no causó tanta sensación como la expectativa de ver cuál sería su último bambinazo, su impresionante marca cobró matices aún más gloriosos cuando apreciamos el recorrido a lo largo de 21 Series Nacionales. Y si ese registro se ve casi imposible de alcanzar, como sus 1,511 remolcadas, ¿qué dices si agregamos a la honorable carrera de Kindelán sus jonrones en eventos internacionales? ¿Habías pensado hasta dónde llegaría el “Tambor Mayor”? Sí, entonces aquel jonrón que el 8 de mayo de 2022 cumple 20 años, dejaría de ser su número 487, para convertirse en el… ¡586!
¡Así es! ¡586!, casi llegando a los 600 si agregamos los 99 jonrones que bateó Kindelán en sus 24 eventos vistiendo el traje del team Cuba.
La hazaña comenzó desde su debut en la VI Copa Intercontinental en Edmonton, Canadá, 1985, cuando el “Kinde” bateó un bambinazo en seis veces al bate. De ahí en adelante, a excepción de los Panamericanos de Argentina 1995, una década después, Kindelán siempre desapareció al menos una pelota en cada evento oficial con el team Cuba. Pero, aunque no produjo vuelacercas ante las desproporcionadas dimensiones en Mar del Plata, Kindelán bateó para interesante línea de .313/.500/.594, con tres dobles, e igual número de triples y siete empujadas en nueve partidos.
Durante 17 torneos en esos primeros 10 años con el team Cuba (1985-1995), Kindelán registró 72 jonrones e implantó la inigualable frecuencia de un bambinazo cada 7.4 veces al bate.
Tras rubricar esas respetables tasas de jonrones después de un decenio, el “Tambor Mayor” botó 27 pelotas más en siete torneos. Y, aunque su frecuencia sufrió una corta regresión a finales de su carrera con la selección nacional cubana, subió de 7.4 hasta apenas 8.2.
Es cierto que el 94.9% de los jonrones de Kindelán en eventos internacionales fueron usando el bate de aluminio, pero aun así, su talento y consistencia se estabilizaban cada año por encima del nivel.
Aquí dejo algunas notas a su consideración:
Durante 10 de sus 24 torneos, su frecuencia de bambinazos fue inferior a uno cada 5.0 veces al bate, mientras en 15 fue menor a 10. O sea, en torneos cortos, era el jonronero perfecto, y así lo demostró haciendo rápidos ajustes en su carrera.
Bateó en 11 torneos al menos cinco jonrones, en 16 aseguró tres y durante 23 de sus 24 al menos uno —la mayor cantidad fueron sus nueve vuelacercas en la Olimpiada de Atlanta, 1996—.
Si de remolcar carreras se trata: En 10 de sus torneos empujó al menos 15 y 11 o más en 15 de sus 24 apariciones con el uniforme de las “cuatro letras”.
En 11 de sus 24 torneos internacionales, produjo al menos 1.000 OPS.
Con su último jonrón, el No. 99 a nivel internacional en el XXXIV Mundial de béisbol en China Taipei, 2001, Kindelán marcaba realmente el jonrón 574 de su carrera. Así que, cuando despachó el 12do y último hace casi ya 20 años en la 41 Serie Nacional, la rúbrica imborrable ascendía hasta 586.
Y, aunque el “Tambor Mayor” hacía años se había convertido en el jonronero idolatrado de varias generaciones de cubanos, su legado a través de dos décadas merece ser reconocido como la leyenda que fue: ¡El único bateador cubano con 586 jonrones en todos los tiempos!
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